Mensaje del Secretario (UCV), Amalio Belmonte, ante las argumentaciones del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC)
De nuevo, en la prensa de hoy, el arquitecto Héctor Torres, Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC), une su voz a la campaña de hostigamiento contra la Universidad Central de Venezuela que procede de instancias oficiales, pretendiendo descalificar a sus autoridades universitarias y, contrario a lo que sus responsabilidades le obligan, evade condenar los evidentes hechos de violencia sufridos por la UCV. Así, para que no dejar dudas acerca de la intencionalidad política que le motiva, cita un conjunto de leyes que no acata, para cuestionar la actitud seria, digna y altiva de la comunidad ucevista ante las injustificables acciones de quienes sólo creen en la fuerza y la violencia.
EL IPC exhibe poca preocupación por las constantes agresiones que la UCV ha sufrido, durante diecinueve meses con efectos devastadores sobre sus bienes y patrimonio. Solo muestra interés para condenar, con argumentos estrictamente políticos las medidas que se han tomado para precaver a la institución de eventuales hechos de violencia, que parecieran forma parte de una agenda aviesa que intenta destruir los espacios donde el pensamiento libre se puede expresar sin limitaciones.
Nos exige el arquitecto Torres que presentemos pruebas “que confirmen los hechos denunciados particularmente por la rectora Cecilia García Arocha”, por cuanto estamos obligados, según la interpretación que este funcionario otorga a sus funciones, a rendirle cuentas de nuestras actuaciones. Olvida, acostumbrado a espacios donde la norma es cumplir y dar órdenes, que la UCV es una institución autónoma y sus autoridades son electas democráticamente.
El deber, de los funcionaros del IPC, es contribuir con la UCV, para que ella resguarde su condición de Monumento Cultural de la humanidad. Parte ineludible de esa responsabilidad es condenar sin ambages a quienes atentan contra esa condición otorgada por la UNESCO. En ese sentido, debería asumir sus deberes para dirigirse a los organismos policiales que investigan los hechos mencionados y enterarse de lo que la opinión pública conoce, y prescindir del lenguaje irrespetuoso con el cual conmina, sin razón ni legitimidad, a la rectora Cecilia García Arocha para: “que le presente un informe inmediato”, como si estuvieran las autoridades de la UCV una relación de subordinación con el IPC, propia de los ambientes castrenses, tan caros al Arq. Torres.
Contrario a lo que sus funciones le exigen, los directivos del IPC, insisten sin reconocer el continuo arbitrario de sus errores, expuesto inicialmente , mediante comunicado en el diario diario VEA , órgano oficialista, el jueves 18 de marzo, dos días después de los brutales ataques contra el Despacho Rectoral y la Secretaría, en el cual elogiaban al pequeño grupo de estudiantes , que destruyó las bases y dispositivos mecánicos de las puertas diseñadas para la entrada de la Plaza Las Tres Gracias, cuando están obligados a reprobara conductas de esa naturaleza : “…estos estudiantes actuaron de forma legítima y responsable”. Obviando las precauciones legales que solicitan a las autoridades universitarias, Además piden al “pueblo venezolano” que se movilice contra las medidas tomadas por las autoridades para preservar a la UCV de la inseguridad y violencia.
Así, el Presidente del IPC , devenido en comisario tardío e ineficiente de los bienes patrimoniales de nuestra Universidad ,quiere que rindamos la autonomía universitaria a su arbitrio de censor cultural del gobierno y aceptemos culpas, que atañen a personas de vecindades ideológicas que no le son desconocidas, agresores de uno de los mayores símbolos de la civilidad venezolana ,para que acudamos a espiar culpas supuestas ante su mando . Olvida este funcionario el lustre historial de la UCV, diferente al carácter efímero de su cargo, determinado por los caprichos del poder, proclives a estallar y cambiar cada domingo.
Le acompañan otros voceros oficiales en el cometido de tergiversar las condenables e inaceptables acciones para atropellar el historial de la UCV. Así, funcionarios como el propio Ministro para la Educación Universitaria, quien sin reflexión ni sindéresis, ni razones, se apresuró a velar armas por el Presidente, con celo merecedor de afanes distintos, señalando que la rectora de la UCV había acusado a la máxima instancia del Poder Ejecutivo como causante del desafuero terrorista ocurrido la noche del martes 17. Es sorprendente lo que puede provocar en la alta burocracia gubernamental tan sólo la mención del Presidente para exigirle , como declarara la rectora , que cumpla sus obligaciones con la seguridad de las instituciones universitarias, sobre cuando son víctimas de encapuchados armados empeñados en destruirlas , y carecer de capacidad y recursos para evitar la impunidad ni defenderse de emboscados nocturnos, diestros con la ametralla y las bombas . Colocar en un Olimpo a Jefe del Gobierno, utilizando la invención peregrina de hechos y palabras para hacerlo inmune a críticas y solicitudes de los ciudadanos, quizás ayude para demostrar incondicionalidad y asegurar estabilidad en los cargos, pero impide identificar y sancionar a los responsables de hechos punibles, como los mencionados, que corresponde a estos funcionarios condenar sin innecesarios laudatio presidenciales.
La UCV lo trasciende a Ud. Arquitecto Torres. Su rol, dicho sin irrespeto, de vocero circunstancial del Ejecutivo Nacional actual, no es equiparable a la dignidad histórica exhibida durante los casi trescientos años de su existencia, Nunca nos hemos arrodillado. Jamás ha habido en sus claustros académicos autónomos genuflexión ni aquiescencia. No espere que la rectora u otra autoridad universitaria deshonren la confianza otorgada por la comunidad ucevista. Siga obsequioso con los fastos y proclamas oficialistas que , aun cuando conocemos la fragilidad de la mayoría de jueces y parlamentarios, seguiremos defendiendo a la Universidad Central de Venezuela con los recursos de la civilidad, la cultura, los principios autonómicos y con el respaldo de los sectores más nobles de la sociedad venezolana.
Amalio Belmonte
Secretario de la Universidad Central de Venezuela
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